Pesadilla sin Fin (Versión 1)

 

Versión uno del cuento “Pesadilla sin Fin” con elementos de los sueños correspondientes a la línea de tiempo

 

Un interminable camino a Casa


Salgo del colegio para dirigirme a mi casa junto a mi amiga Sofía pero debíamos tomarnos el Subte para llegar. Así que entramos a la estación que nos correspondía, la A en la zona de Flores, para así subirnos al Subte en dirección a Lima, para el Obelisco. En el camino íbamos escuchando música con un auricular cada una, reproduciéndose “Melón Vino” de Wos, un tema que a ambas nos gustaba mucho. De fondo se escuchaban las conversaciones sin sentido de la gente a la cual no le prestábamos mucha atención, pero si nos llamó la atención un grito muy agudo que se escuchó en el fondo del transporte, en uno de los vagones, seguido de una persona corriendo, como si estuviera huyendo de alguien. Todos se la quedan mirando, asombrados y sin entender nada. Detrás de aquella persona, comienza a aparecer una fila, interminable para nosotros, de ratas, cucarachas y demás bichos, horrendos a nuestro parecer. Juntas nos intentamos subir a los asientos para “protegernos” mientras nos abrazábamos. Los insectos caminaban por todos lados y era interminable. Cuando por fin logramos salir del subte a través de una de las ventanas, corremos hacia las escaleras para subir rápidamente y salir de allí, sin importar que no sea nuestra estación. Al salir a la calle, nos calmamos y bajamos nuestro paso, para caminar más lento y buscar el colectivo más cercano. Caminando por la Avenida 9 de Julio, sin casi nadie de gente por la alta hora que marcaba el reloj, nos encaminamos a llegar más rápido ya que el miedo comenzaba a aparecer por nuestros cuerpos. De reojo, a lo lejos, veo como una persona nos comienza a seguir, al principio trate de no darle importancia porque pensé que iba para el mismo lado que nosotras, pero como precaución, al doblar por una calle sin sentido, me doy cuenta que efectivamente nos estaba persiguiendo. Trato de ver cómo era, para guardar en mi memoria la mayor cantidad de características posibles: a simple vista parecía una persona alta, que vestía un saco negro largo, con una camisa blanca y un pantalón del mismo tono pero tirando a gris, en su cara se notaba que usaba lentes y tenía un barbijo descartable puesto. No lograba ver si era pelado o si tenía un poco de pelo ya que lo tapaba una gorra que tenía. Asustada pero tratando de que mi amiga no lo note, comienzo a acelerar mi paso, a lo cual aquella persona también lo hacía. En un momento, ya de forma notoria, le pido a Sofía que mire disimuladamente hacia atrás, para que note lo que ocurría, pero que no parezca nerviosa o con miedo y que así y todo, camine rápido. Al hacerlo, después de varios minutos, logramos salir nuevamente a la Avenida, precisamente donde se encontraba el Obelisco y luego de perderle el rastro a aquel hombre, nos subimos al colectivo para dirigirnos a casa, ya más tranquilas.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Análisis del texto "¿Por qué no bailan?" de Raymond Carver

Algo que no se nombra

Sueños y más sueños