La esquina

Descripción de una esquina a elección


Viernes 13 de Mayo, 15:45 p.m.

Camino por aquella esquina particular, la transito muy seguido y siempre me llama la atención. Los autos pasan por la avenida, el edificio en construcción que se encuentra en el mismo estado que hace 3 años, los negocios nuevos y también los viejos que se reinventan. Aquel famoso kiosco que me salvo muchas veces en cualquier horario, aquella tienda que siempre que puedo, entro y me pierdo en su universo de productos y descuentos, dando a entender que su marketing está bien utilizado. La parada de colectivo que siempre está llena de gente, sin importar si es de noche o de día.

La gente camina por cualquier costado, mujeres con sus hijos en cochecito; parejas paseando a sus mascotas o señoras con las bolsas del supermercado: el policía parado vigilando hacia ambos lados y yo prestando la máxima atención posible a cada paso o persona para saber qué es lo que pasa alrededor. Gente contenta, gente serena o gente entre apurada y enojada. Dirigiéndose, seguramente, hacia sus casas, trabajos, compras o también, paseando sin un rumbo fijo.

Martes 17 de Mayo, 12:30 p.m.

Día de facultad, salgo temprano de mi casa para caminar aquellas 7 cuadras interminables hasta llegar a la parada del colectivo. Frio, día nublado y sin tantos ánimos de salir de la cama y viajar 40 minutos hasta la Facultad. Cruzo la esquina de todos los días, hoy con menos gente que antes. Me cruzo con grupos de chicos que salen del colegio, que se muestran felices y riendo, como también me encuentro con gente más apagada y solitaria, como me he sentido varias veces en mi vida. Trato de cruzar la calle pero me frena una especie de movilización que corta el camino de los autos y de las personas, miro atentamente y, a mi entender, se trata de una marcha para el Hospital Santojanni, aunque no logro saber el contexto. Hay algunos locales cerrados, otros con gente adentro y otros vacíos. Pocos autos y los colectivos que pasan cada tanto, el famoso 180 que tantas veces espere por horas o el 63 que siempre viene rápido.

Sábado 28 de Mayo, 18:40 p.m.

Hoy el barrio se encuentra distinto, mucho pero mucho frio, silencio, día oscuro, poca gente transitando. Camino, esta vez, acompañada para tomarnos juntos el 180 y dirigirnos al shopping. El colectivo, para mi mala suerte, tarda media hora en venir, a lo cual ya me genera un poco de malhumor intentando sobrellevar estas temperaturas, como también se refleja en la gente que se encuentra junto a mí en la parada. Veo a mí alrededor y veo poco movimiento, algunos autos que pasan con música fuerte, lo cual me sube un poco el ánimo, como gente andando en bici o hablando entre sí. Veo el cielo, que se va apagando de a poco, siempre me llamo la atención los colores que se reflejan, muchas veces una combinación entre amarillo, naranja y rosa y en los momentos en los que puedo y me acuerdo, trato de retratarlo a través de una foto en mi celular. Por algo es que me gusta tanto el atardecer (como también el amanecer), me genera una sensación de felicidad y de curiosidad, de saber cómo se genera y porque esa combinación extraña.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Análisis del texto "¿Por qué no bailan?" de Raymond Carver

Algo que no se nombra

Sueños y más sueños