Crónica: Purpose Tour en Santiago de Chile
Realizar una crónica desarrollada de
algún acontecimiento elegido por nosotros
Purpose
Tour en Santiago de Chile
Diciembre 2016
Me levanto súper temprano, para
ser más exactos, a las 4:00 A.M. Ya tenía mi mochila lista, sí, no elegí
llevarme una valija ya que iba a estar pocos días, solamente 3 días para especificar.
En mi mochila guardé un poco de ropa; un short y una campera, ya que estábamos
en verano y en Chile iba a hacer el mismo clima, o eso espero. A eso le sumé mi
cargador, mis auriculares, comida y mis apuntes de Historia, sí, rendía
Historia pocos días después de este viaje y mi idea era, en el largo viaje,
estudiar (SPOILER: no pasó).
Me subo al auto y junto a mis
papás emprendemos este viaje de, aproximadamente, 24 horas. Las primeras horas
nos la pasamos escuchando los discos que elegí traer, entre ellos con canciones
de Los Piojos, Callejeros o Justin Bieber (muy variado como verán). Luego
duermo una siesta de horas incontadas, sigo escuchando música pero esta vez a
través de mis auriculares o viendo series en el celular que me descargué a
través de Netflix.
Pasamos por varias provincias
de camino al país vecino pero hicimos una parada técnica en San Luis, si mal no
recuerdo (disculpen si me equivoco geográficamente) donde tuvimos que bajar
para dirigirnos al Banco y de paso estiramos un poco las piernas.
Seguimos en camino, ya pasadas
varias horas, y yo ya no venía la hora de llegar y poder acostarme en una
bendita cama y no en este respaldo ya duro e incómodo que es el asiento
trasero. Ya no sabía de qué forma distraerme y no aburrirme, había puesto a
cargar mi celular y comí un poco de lo que habíamos comprado para picar en una
de las tantas estaciones de servicio que nos cruzamos en el medio del trayecto.
En un momento, ya cerca de
destino, recuerdo pasar por una especie de puente, que era largo de transitar
donde, según mis papás, se debía aplaudir cada vez que pasábamos por debajo de
varios túneles, ya que supuestamente era de buena suerte. Creo que era en
Mendoza, pero no tengo con exactitud la localidad aunque sí recuerdo que fue
una experiencia rara, graciosa para mí y linda a la vez. Era una mezcla de
asombro, por lo que tenía frente a mis ojos, tanta belleza en aquellas
montañas, pero también de miedo, por lo peligroso que se veía a distancia y
cada vez que debíamos doblar hacia la derecha o izquierda mientras el camino se
hacía cada vez más largo y alto desde la ventana del auto, como si estuviéramos
subiendo por una montaña.
Ya en la Aduana, bajamos para
entrar a la oficina del lugar y así poder entregar nuestros papeles, entre
ellos mi partida de nacimiento, y así poder continuar y ya adentrarnos a la
ciudad de Santiago, en Chile. En cuestión de minutos, y de rápida atención, ya volvemos
al auto pero antes paré a comprarme un café y así seguimos.
A las pocas horas ya estábamos
en Santiago, buscando un hotel para hospedarnos porque ya era de noche,
teníamos nulo conocimiento del país y estábamos realmente cansados y
hambrientos.
Encontramos un hotel, no tan
lujoso pero tampoco feo, y entramos, bajamos nuestras pocas cosas y luego de
una linda recepción de la dueña, y de hacernos un pequeño tour por el lugar,
entramos a nuestra habitación que era una especie de casita. Sí, porque cuando
entrabas había un pequeño living, con una mesa redonda no tan grande pero cómoda
para, mínimo, 3 personas, junto a un sillón también chico y cómodo, lo justo y
necesario, junto a una tele en el costado y por detrás un gran ventanal que
apuntaba hacia las afueras del hotel. A un lado derecho de la puerta de entrada
se encontraba una cocina pequeña y no tan ancha mientras que del lado derecho
había un pasillo corto con una habitación del lado derecho de aquel pasillo que
contenía una cama cucheta, otra habitación que era el baño, también cómodo y no
tan grande y de frente al pasillo la habitación más grande con la cama
matrimonial.
Luego de una breve charla con
la señora, muy amable por cierto, nos acomodamos y yo, como estaba sola ya que
mi hermano decidió quedarse en Buenos Aires a cuidar la casa, elegí dormir en
el sillón del living ya que no me creía muy valiente para dormir sola en
aquella cama cucheta y fría.
Pero antes de descansar,
salimos del hotel para buscar algún kiosco o supermercado que vendía comida, ya
que la mayoría de los restaurantes por la hora que era ya estaban cerrados. La
zona no era totalmente hermosa que digamos pero fuimos cuidadosos y rápido,
compramos en un kiosco unos sanguchitos, algunos snacks y gaseosa y volvimos,
comimos todo en el living de la habitación y ahora sí, nos acomodamos para
dormir, por fin.
Al día siguiente nos levantamos
temprano, desayunamos lo que nos trajo la persona a cargo del alojamiento y nos
dispusimos a salir a caminar por el país chileno. Como estaba lindo de clima me
puse un short y una campera no tan abrigada y junto a mi mochila y mis papás,
salimos definitivamente. Primero fuimos a un Starbucks porque quería ver y
conocer la diferencia que podría llegar a haber con respecto a los locales en
Argentina. Como estábamos cerca de Navidad, me compré un café con un vaso con
diseño especial de la fecha festiva junto a una galletita que tenía forma de
Muñeco de Jengibre, haciendo alusión al personaje de Shrek.
Seguíamos caminando, mirando
cada parte de la calle con asombro y sacando muchas fotos para mantener el
recuerdo. Habíamos entrado a un supermercado, mi parte favorita para ver los
dulces que ofrece el país y me sorprendió al ver que venden snacks en bolsas
extremadamente gigantes, por lo cual decidí agarrar uno y llevarlo para el
viaje. Salimos del lugar después de agarrar otras cosas y pagar y seguíamos
recorriendo, esta vez nos dirigíamos con el auto hacia la autopista, por
primera vez, para ir a uno de los shoppings más famosos del país que tiene la
característica de ser uno de los más altos de allí.
Me sorprendió como manejaban en
Chile, ya que si bien estoy acostumbrada a la situación en Buenos Aires, que a
veces es muy rápido o despistado, acá parecía que no les importaba el resto y
todos apurados y nerviosos.
Una vez que llegamos al
shopping, nos encontramos con un lugar extremadamente enorme, con muchísima
variedad de marcas, entre ellas Apple, Zara, Forever 21, Victoria Secret,
Dunkin Donuts y ya después marcas más conocidas y habituales en mi país. Hicimos
un paseo por los locales que no hay en el país y en Forever 21 y Victoria
Secret aprovecho a comprarme cosas, como así también cambiar dinero en los
puestos de cambio y ver los locales de tecnología para ver, en ese momento, la
Playstation 4 y notar la gran diferencia de precios a comparación de Argentina,
teniendo el dólar a un precio, en ese entonces, barato.
Si bien la idea inicial de mis
padres era tratar de cambiar mi celular y comprarme alguno de la marca Apple,
pensamos que era casi el mismo valor que se vendía en aquel año en Argentina
por lo cual desistimos y seguimos comprando otras cosas, entre ellas en
H&M, Zara y Adidas. Como toda fanática, decido comprarme un café y una dona
en Dunkin Donuts y probar aquel lugar conocido de Estados Unidos y también almorzar
en Mc Donalds para ver cómo allí recién se estaban comercializando las papas
fritas en paquetes muy grandes mientras en Buenos Aires seguían con el tamaño
chico y mediano.
Luego de un eterno recorrido
volvimos al hotel a descansar y después de dormir y bañarnos, nos fuimos a
buscar un lindo restaurante para comer por la noche chilena. Ya instalados, pedí
comida típica de allí (que en este momento no recuerdo) y cenamos entre risas,
comentarios del lugar y del país y buen clima.
Al día siguiente me levanté más
emocionada de lo normal, ya que iríamos a un lugar en especial. A la tarde
volvimos al shopping y encaramos a un lugar en específico. A Falabella, ya que
ahí, además de ver la ropa disponible, había un puesto de venta de entradas,
para lo que viajamos tantos kilómetros, del show de Justin Bieber. Sí, esta vez
había venido al país vecino a retirar las entradas del show que tanto esperaba
y que se iba a realizar en Marzo ya de 2017, por lo cual en 3 meses iba a
volver otra vez. Retiré las entradas y no pude evitar emocionarme, este show lo
venía esperando hace tiempo y la última vez que vi al cantante fue en 2011,
habían pasado muchos años y una gran polémica en el medio entre nuestro país y
él.
Luego de sacarle fotos para
tener otro recuerdo más asegurado e inolvidable, comimos en uno de los locales
de hamburguesas de allí y volvimos al hotel pero esta vez dejamos el auto allí
y caminamos nuevamente por Santiago, sacando fotos y parando en “La Casa de la
Moneda” y en el Centro u otros puntos específicos de la Ciudad.
Ya nos quedaba poco tiempo, se
hizo de noche y nos fuimos a dormir. La mañana siguiente madrugamos para
prepararnos e irnos y después de despedirnos de la gente del hotel y dejar todo
preparado en el auto nos fuimos para encarar, nuevamente, un viaje larguísimo
hasta Buenos Aires.
Entre viaje, paradas en
estaciones de servicios, desayuno en Atalaya y sueños, por fin después de
¡HORAS! llegamos a casa. Estábamos cansadísimos y lo primero que hicimos fue,
claramente, dormir hasta Dios sabe cuándo.
(…)
Marzo 2017.
Pasaron los meses, pasaron los
días de descanso y las vacaciones y volvimos a Chile, otra vez pero con un
escenario distinto. Esta vez íbamos en avión, y no en auto, íbamos a otra
ciudad, a Viña del Mar, y no a Santiago por más que el show se iba a realizar
en esa ciudad, y en un hotel distinto y además la familia completa, incluyendo
a mi hermano.
Esta vez nos íbamos, si mal no
recuerdo, una semana. Así que un día de semana, a lo cual tuve que faltar al
colegio, nos despertamos muy temprano y fuimos, con varios bolsos, hacia el
Aeropuerto a través de un taxi. Llegamos a Ezeiza y después de hacer tiempo
varias horas, embarcamos al avión. Mi hermano no es muy fan de los aviones así
que me senté a su lado para tratar de acompañarlo y tranquilizarlo. En el viaje,
que no fue muy largo, aproximadamente de 1 hora y media, fui escuchando música
y viendo una película que elegí en la pantalla del avión (SPOILER: no la terminé).
Llegamos a destino, el viaje de
mi parte fue bastante tranquilo, y al salir del Aeropuerto de Santiago tuvimos
que tomarnos una especie de micro/colectivo hacia Viña del Mar y allí encontrar
el hotel en el cual nos íbamos a hospedar.
La zona era bastante atractiva
a la vista, se veía que a corta distancia teníamos la playa y nuestros
alrededores eran hoteles más o menos parecidos al nuestro. Subimos al hotel y
fuimos directamente a bañarnos, conocer la habitación y luego recorrer la
ciudad. Habíamos alquilado un auto para ir a Santiago, ya que el show recién
iba a ser unos 3 días después de nuestra llegada, pero decidimos utilizarlo
desde ahora para ir más tranquilos. Fuimos a la playa, un rato ya que no soy
muy fan realmente, luego al centro de Viña y luego a recorrer otros sectores.
Pasan los días, conocimos
varios lugares y compramos muchas cosas y por fin llega el día del show. Iba a
ir con mi hermano aunque mis papás nos iban a alcanzar hasta el Estadio.
Salimos con tiempo ya que teníamos, casi, 1 hora y media de viaje. Fuimos escuchando
música, obviamente escuchando a Justin para palpitar el show y crecer la
emoción pero antes hicimos una parada técnica. Sí, fuimos a uno de los
shoppings más cercanos para comer algo y hacer tiempo. Pero ese “tiempo” paso
rápido y no nos dimos cuenta que dentro de muy poco el show iba a comenzar, así
que nos fuimos rapidísimo y llegamos al Estadio. De fondo se escuchaba la
música, por lo cual mi miedo de que el show ya había comenzado iba creciendo.
Con euforia, ansiedad, miedo y rapidez, entramos al establecimiento y lo único
que se me ocurrió hacer fue en ese momento correr para acelerar el paso. Como
iba muy rápido y no miraba alrededor, no me di cuenta y me caí. Me levanté
rápido y las lágrimas me caían, pero yo juraba que era por la emoción de ver a
mi cantante favorito después de años, mientras que mi hermano creía que era por
la caída y el dolor de la zona de la rodilla, el cual ni sentía y olvidé por
completo.
Entramos al bendito show que ya
había comenzado por lo cual ni bien me senté en mi ubicación, la primera
canción, y una de mis favoritas, ya había finalizado. No pude contener las lágrimas
y súmale que empecé a cantar a los gritos mientras trataba de filmar, pero a la
vez de disfrutar por lo cual mi hermano se encargó de filmar y sacar fotos
durante el espectáculo. La gente a mí alrededor me miraba raro y sinceramente,
no me importaba mucho porque realmente estaba disfrutando de lo que estaba
viendo.
Pasó el rato y el show terminó,
lo cual se sintió feo y rápido, porque paso rapidísimo y ojala haya durado
mucho más tiempo, y si fuera por mi toda la vida. Comienzo a caminar para
descender de la platea donde estaba pero comenzó a dolerme la pierna y me
acorde de mi caída. Miro hacia abajo y veo que del corte del jean que tenía,
que era un jean negro con dos roturas en cada rodilla, sale mucha sangre y me dolía
caminar. Tenía la rodilla izquierda con una herida circular enorme llena de
sangre seca y pegada al jean y toda raspada, claro, me había caído y justo me
lastimé el sector al aire libre de mi pierna. Salimos del show y luego de
comprarme alguna remera y fotos, me encuentro con mi mamá, quien también me
había comprado merchandising del show, y nos subimos al auto para irnos, mientras
contaba toda la experiencia y mostraba la herida, que en cierta parte fue un
lindo recuerdo del momento que acababa de vivir.
Al llegar al hotel, lo único
que quería era dormir pero para eso debía sacarme la ropa y más precisamente el
jean, el cual se me había pegado completamente a la herida y era imposible
sacármelo sin que me molesté. Por lo cual mi hermano, en una cuenta de “1, 2,
3” que termino en “1...”, me sacó el jean sin avisarme y fue inevitable no
pegar un grito de dolor y sentir que algunas lágrimas caían por mi cara por el
dolor inevitable y encima, había empezado a sangrar nuevamente. Luego de que mi
mamá me intenté curar la herida poniéndome unas gasas para que así descansé
mejor, me fui a dormir de una vez.
Al día siguiente, ya quedando 2
días para irnos, recorrimos más partes de Viña, entre ellos otras playas y
lugares recomendados por la gente de Chile, el día paso rápido y ya nos tocaba
armar nuevamente los bolsos, esta vez cargado de cosas que íbamos a llevar para
Argentina, y dormir para descansar tranquilos y manejar hasta Santiago sin
riesgos y tomar el avión,
Luego de varias horas, llegamos
a mi casa, ya instalados en Buenos Aires y después de ordenar todo y poner a
lavar la ropa que utilizamos, nos dispusimos a dormir pero fue imposible de mi
parte ya que lo único que repetía en mi cabeza eran los momentos claves del
show, las canciones, la experiencia inolvidable y los videos que había podido
guardar en mi celular y en mi cabeza.
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